SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO
- Andrea
- 5 ene 2017
- 2 Min. de lectura
SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO
Este lugar increíble fue considerado como Patrimonio de la Humanidad en 2008 por la UNESCO y claramente se puede ver el por qué. Esta es la segunda vez que voy a San Miguel y cada vez me enamora más. He aprendido tantas cosas en el pequeño tiempo que he estado ahí... He aprendido entre sus calles que la vida está llena de colores y que cada puerta te lleva a un nuevo paisaje, a una nueva perspectiva y a un nuevo lugar donde lo que te propongas lo puedes lograr con esfuerzo y dedicación. Entre las personas que me he encontrado creando artesanías y arte aprendí que una persona inteligente no es aquella que tiene más diplomas o saca las mejores calificaciones sino, una persona inteligente es aquella que sigue sus sueños, realiza lo que ama y se da tiempo para notar pequeños detalles de la vida.
Al viajar a este lugar me di cuenta de lo MARAVILLOSO que es México, por su riqueza cultural, sus artesanías, su gastronomía, su gente... México es sinónimo de diversidad y de belleza. Hay demasiadas razones por las que los extranjeros adoran y aprecian nuestro país, en varias situaciones incluso más que los propios mexicanos. San Miguel nos enseña aparte de lo bello que es México, lo bello que es viajar y vivir. Desde sus terrazas la vista te deja sin palabras haciéndote desear por siempre quedarte viendo como se esconde el sol mientras le da un color espectacular a su hermosa Iglesia. Ir al mercado de artesanías y notar todo lo que la gente es capaz de hacer con tan solo un poco de creatividad. Ir al centro y observar ese precioso color rosado que tiene la Iglesia te hace enamorarte de los pequeños detalles, que muchas veces no notamos. Entrar a los diferentes hoteles boutique que hay y darte cuenta de que en México no sólo es hacerlo lucir bonito por fuera sino, que todo lo que hay está creado con la mayor dedicación, amor y lo más detallado posible. Yo no puedo explicar la felicidad que tengo cuando voy a San Miguel de Allende y espero que cuando tú lo visites puedas notar los pequeños detalles que, por lo menos a mí, me hicieron sonreír.
- Andrea
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